Actividad ParlamentariaEconomíaPublicacionesTOTALÁN EN NUEVA YORK

enero 27, 2019

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 27.01.19

Sobre el valor de la vida de un niño

IMPRESIONA el inmenso poder de conmoción y empatía que genera la tragedia de un niño. En toda Europa y más allá se ha seguido con interés y admiración el dramático esfuerzo colectivo que fue el rescate de Julen, de dos años, caído en un pozo en la localidad malagueña de Totalán. Durante casi catorce días, la pesadilla de saber a un niño en un profundo pozo de perforación concitó toda la solidaridad y esfuerzos imaginables para salvar esa corta vida. Aun cuando el paso del tiempo había convertido en irracional la esperanza de salvarla. Afloraba esa inmensa veta de calidad humana que atraviesa toda la sociedad española. Que sigue ahí, profundamente arraigada y firme como la roca que convirtió en titánica la lucha de mineros, Guardia Civil y todos los implicados por llegar a Julen. Es un fondo común de generosidad genuina y conciencia compasiva que no han logrado destruir los egoísmos regionalistas, el cínico ruido amoral mediático o la doctrina del resentimiento. Ni el odio que la política ha generado en los pasados tres lustros. Ni siquiera la torpe y zafia utilización mediática resta un ápice de grandeza al colosal esfuerzo colectivo desplegado en la sierra malagueña.
Todo el mundo se ha enterado de la tragedia de Julen y sus padres. Todos han vivido con ellos la terrible congoja mientras se abría literalmente una montaña en su busca. Pues mientras todo el mundo ponía su atención en el remoto pueblito andaluz de Totalán, nadie reparaba que en el Senado del estado de Nueva York, para muchos la capital del mundo, se aprobaba con gran entusiasmo del feminismo, la izquierda y del propio gobernador Andrew Cuomo, el Acta de Salud Reproductiva que permite interrumpir el embarazo por iniciativa de la mujer hasta el mismísimo día del parto. Si la madre quiere, puede abortar hasta con el parto en retraso. Se ofrece cobertura legal para que los niños que, dado su desarrollo pleno, sobrevivan a la violenta extracción, puedan dejarse morir como supuestos fetos. ¡Qué barbaridad!, dirán algunos. En efecto. Pero no se acordarán que esta ley era una oferta electoral de Hillary Clinton, esa candidata que apoyaron obispos y conservadores de todo el mundo para que ganara al «malvado» Donald Trump. La nueva ley en el Estado de Nueva York se aprobó el 22 de enero, en el 46 aniversario de la primera ley de despenalización del aborto. Es la definitiva vuelta de tuerca. Permite acabar con la vida del feto/niño hasta el final del embarazo y, para evitar las engorrosas objeciones de conciencia, no tendrá que participar un médico porque basta legalmente con un enfermero u otro personal sanitario. Menos trámites para matar a un niño que para sacar una muela. Progresismo puro. Ahora que cada cual discuta si es más niño un feto de dos meses que uno de nueve. Si es o no tan niño, tan humano, un ochomesino como Julen, por el que sufrió el mundo y se abrió la montaña en Totalán.

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