Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 26.01.19
La vergonzosa actitud europea ha ayudado ya a Nicolás Maduro
Lo peor de la vergonzosa actitud de la UE ante los acontecimientos en Venezuela es el balón de oxígeno que ha supuesto para el dictador Nicolás Maduro. Es imperdonable y causará un daño permanente a la UE. La posición europea, cabe sospechar que bajo nefasta y deplorable influencia del Gobierno español, ayuda objetivamente al régimen narco-comunista. Incluida esa mafia de generales que el régimen puso a la cabeza de los ejércitos mientras encarcelaba y perseguía a todo general no corrupto. La siniestra junta solo apoyó a Maduro tras verse las fisuras en la comunidad occidental. Entre la firme postura de Washington, Canadá y la mayoría de países iberoamericanos y las indignas tibiezas europeas.
Juan Guaidó, presidente proclamado por la Asamblea Nacional, única institución legítima en Venezuela, tuvo que decir frases que no habría querido. «Este movimiento no se va a desinflar. Aquí nadie se rinde». En una actitud defensiva que debería haber sido más propia de los criminales que de los justos. Y volvió hablar de la amnistía para Maduro. Cuando las transacciones a cambio de derecho solo fortalece a quien quiere ganar tiempo. «Elecciones» pedía para Venezuela Pedro Sánchez, ya otra vergüenza nacional como Zapatero. Él, que se las niega a los españoles. Pedir elecciones en Venezuela con Maduro y el Sebin en el poder es una broma canalla.
Europa ha debilitado a los demócratas y fortalecido a la dictadura. Este hecho innegable aumentará el desapego hacia la UE. Sus petulantes pretensiones de superioridad moral están lejos ya de sus conductas y decisiones. Todos dispuestos a condenar y atacar a un Orban o a Trump, porque discrepan de sus dogmas socialdemócratas. Pero tímidos y comprensivos con criminales comunistas que asesinan, aterrorizan y hunden en la miseria su país. Una intervención del Ejército para frenar la caída del régimen acabaría en matanza. La pedía el comunista Alberto Garzón en un tuit que después borró. Se comprende que los comunistas quieran un Tiananmen en Caracas. Terrible es que no se sepa con quién está la UE en este letal pulso.